-...señoras y señores, el "Intelectual con Corazón del Año" es don Azarías Romera.
-Bueno, pues vamos pa'llá.
-Suerte, querido.
Azarías Romera, como tantos como él, se consideraba a sí mismo valiente, frío y decidido. No obstante, y pese a que el discursito era más bien corto y lo había ensayado unas cien veces en casa, el estómago se le había puesto como un futbolín de barrio. Seguramente, porque en el discurso había bastantes palabras difíciles y le daba miedo equivocarse. En circunstancias distintas, las habría cambiado por otras, pero, habiendo sido premiado como intelectual, le pareció que lo pertinente era decir cosas raras.
De todos modos, y aunque Azarías no lo supiera, la organización había previsto posibles patinazos de oratoria y estaban preparados para hacer frente a la crisis. Al fin y al cabo, él había patrocinado todo el sarao y lo más justo era evitarle cualquier mal trago.
-Ya sabéis, en cuanto veáis que el paleto se va a trabar, a aplaudir como locos, que parezca que es la ovación la que le interrumpe.
-De acuerdo, señor Espinosa.
-Señor presidente, miembros del Patronato de la Fundación Garborsa, señoras, señores, creo que fue el insigne Chesterton quien dijo: "La aventura podrá ser loca, pero el aventurero ha de ser cuerdo". Ningún adagio sintetiza mejor mi periplo vital. El mundo, y la vida como el juego que se libra con éste como tablero, no son sino una loca aventura, una incierta empresa que todos nos vemos arrastrados a afrontar desde el instante mismo en que vemos los primeros rayos de rotunda luz al nacer. Mas, por loca que sea la aventura, siempre han sido mi ánimo e inspiración el guiar la nave de mis días con la cordura y la mano firme del viejo lobo de mar. Sobre si lo he logrado o no, nadie sino la historia habrá de dictar inapelable sentencia. Pero, sean cuales sean veredicto y condena, son galardones como éste que recibo hoy los que, cuando me halle sumido ya en las nieves del invierno de la existencia, me facultarán para afirmar orgulloso y categórico que mi vida alcanzó una plenitud de paz espiritual que sólo dispensa el servicio de entrega desinteresada hacia los que más precisaron de mí. Muchas gracias.
-¡Joder!, ¿qué ha dicho este tío?
-Absolutamente nada, Prelaña es cojonudo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario