Buscar en Mundo Jackson

jueves, 19 de mayo de 2011

La Bande del Capitán Gusanito (4).

Nada une tanto como compartir una bolsa de gusanitos. Fabián lo sabía bien.

-¿Quieres?

-¡Claro!

Así fue como, uno a uno, Fabián fue pescando a los integrantes de la flamante pandilla, y fue haciendo las oportunas presentaciones. De este modo, sin darse cuenta, esos cuatro maestros de la timidez cerrada, esos cuatro damnificados de la crueldad escolar, se constituyeron en grupo, al tiempo que se chupaban de los dedos los restos del sabroso manjar infantil.

La que funcionó una vez, funcionó diez. Cada día, Fabián abría la bolsa de gusanitos, y sus cuatro compinches acudían sonrientes a la llamada de la chuchería y la amistad. Daban vueltas por el patio, y por fin no lo hacían solos. Puede que no fueran todos del mismo curso, pero, ¿qué mas daba? Charlaban lo la timidez les permitía y reían, cada día más alto.

Ese era su ratito de felicidad, ese del que todo ser humano debería tener derecho a disfrutar cada día.

"¡Mira por ahí va la Banda del Gusanito!"

Eso grito alguien un día. Los niños y su inquietante maestría para ejecutar la suerte suprema de la crueldad: buscar la manera más dolorosa de meterse con alguien que no te ha hecho absolutamente nada.

Los cuatro niños agacharon la cabeza, ninguno replicó, eran mansos, como todos los desplazados sociales del universo escolar.

Fabián, en cambio, sonrió:

-¡Vaya, nos faltaba un nombre y ese chaval nos lo ha regalado! ¡Somos la Banda del Gusanito!

-¡Y tú eres el Capitán Gusanito!-dijo Domingo.

-¡Eso es: "La Banda del Capitán Gusanito!"

Todos rieron satisfechos con la invención. Cuando las risas se apagaron, Fabián se puso un poco serio y dijo:

"Recordad, la gente no tiene la capacidad de hacernos daño. Somos nosotros los que se la dejamos prestada".

No hay comentarios: