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martes, 24 de mayo de 2011

"El Pepsi-Cola". (1)

-¿Pero tú de verdad crees que mi chaval vale para torero, Amalio?

-Hay que verle, hay que verle.

-¡Pero si no tenemos ni para comprarle un traje!

-Habrá que apañarlo, habrá que apañarlo.

Miguel Povera Gartero tenía muchísima afición, y algo menos de valor. Pero lo primero pudo más que lo segundo, por lo que un día le dijo a su padre José que se quería meter a torero. O, al menos, intentarlo.

El hombre, como todos los padres, trató de sacarle los pájaros con cuernos de la cabeza, pero se tuvo que conformar con prometerle que haría todo lo posible por ayudarle.

La papeleta de decidir quién se lo explicaba a la madre se la jugaron a suertes.

Lo único que se le ocurrió al padre fue contactar con un conocido de un amigo de un conocido, que había sido mozo de espadas de la segundísima figura de la década de los 70 Manuel Brojero Pérez "Brojerita Chico".

Amalio Padrastreda, que si se llamaba el gachó, aceptó ver al chaval hacer un poco de toreo  de salón y echarle una mano en todo lo que pudiera.

-¿Pero cómo solucionamos lo del traje, Amalio?

-Tranquilo, que algo saldrá.

-Y, para apoderarlo...

-Tranquilo de nuevo, primero, ver si hay poder que apoderar.

Al día siguiente, en el bar, el atribulado taurino José comentó el caso.

-Pero, ¿ni para alquilar tenéis?

-Eso...A lo mejor, pero me falta un capitalista que me redondee la cantidad. A cuenta de los dineros que ganará cuando triunfe, se entiende.

-¡Muy optimista te veo y te oiga, -resonó la voz de Carlos Jerceña, distribuidor de refrescos y habitual del bar del pueblo- Pero mira, como tu chaval y tú me caéis bien, cuando os haga falta un traje de luces, yo completo la cantidad.

-¿A cambio de qué, Carlos?

-¡¿Cómo que de qué?!

-¡Que nos conocemos, macho!

-Pues muy bien, mi idea es que el chaval me haga propaganda en el nombre artístico.

-¿Como dices?

-Miguel Povera "Pepsi-Cola"

-¡Tú estás loco! ¿Qué te van a decir en la central de tu empresa?

-La central está muy lejos. Esta comarca es mía y hago en ella lo que me sale de los cojones.

-Pero...¡de ningún modo, imposible!

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