¿O es que acaso no tienen los pobres pececitos derecho a tener urgencias médicas como cualquier hijo de vecino?
Obviamente, no siempre es sencillo encontrar una ambulancia veterinaria a la orilla de un pantano un domingo a las 9 de la mañana (por no hablar de un helicóptero). Es por tanto conveniente conocer algunas de las técnicas básicas de auxilio a peces.
-En casos de ahogamiento, lo ideal es realizarle al animal el branquia a branquia, pero como uno no suele disponer de branquias, se puede sustituir por el boca a branquia. Aunque la solución ideal a problema es volver a tirar al pez al agua, que fuera se ahoga.
-Fracturas. De fácil diagnóstico, porque un pez lo único que se puede partir es la raspa. Escayolarlo es una opción, pero resulta absurda, porque un pez escayolado no flota, y un pez que flota, por mucho que se le cure la espalda, se muere de otras muchas cosas.
-Los problema dentales son poco comunes y de difícil tratamiento, aunque si usted le tiene mucho, mucho cariño a sus pirañas, y su dentista habitual es muy valiente y muy rápido, se puede usted plantear ponerles ortodoncia para que devoren vacas con una sonrisa bonita.
-Los peces también sufren del corazón, como los seres humanos. Aunque no tanto como nosotros, porque bajo el mar hay menos canales de televisión.
-Por último, son cada vez más frecuentes los problemas psicológicos entre los peces. Si piensa usted que su pez padece depresión, no dude en acudir con él a su terapeuta de confianza. Y que les haga un precio especial a los dos.
Confío haber contribuido con estos breves consejos a mejorar la saluda general del género pez.
(Es que yo soy muy confiado, sabe usted...)
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