Es de esas cosas que surgen en las sobremesas (que es donde las conversaciones fluyen más imprevisibles y alocadas, sin duda algo tendrán que ver los chupitos) y que siempre se transforman en una más o menos acalorada discusión, sin duda, algo tendrá que ver que en todas las familias hay dos o tres irreductibles sabelotodos.
Por fortuna, la tecnología nos ha permitido zanjar tales discusiones. En concreto, cuando alguien saca el móvil y dice aquello de: "Esperad, que lo miro en Wikipedia".
Tras una introducción tan larga y "acerrodeubedada", vamos al asunto.
¿Se fugó o no alguien de Alcatraz?
La respuesta oficial es "no".
Hubo multitud de intentos (todos -aparentemente- infructuosos). El más célebre, el protagonizado el 11 de junio de 1962 por Frank Morris, John Anglin y Clarence Anglin. Estos fugarse, lo que se dice fugarse, se piraron. Y lo hicieron al más puro estilo peliculero: incluyendo cavar usando cucharillas y dejar en las camas de sus celdas muñecos a los que habían pegado pelo mangado en la peluquería.
Según la historia oficial, la fuga fracasó porque los tres se ahogaron mientras intentaban cruzar la Bahía de San Francisco en una balsa casera que habían confeccionado con chubasqueros. (Para los más flojillos de cultura general, mencionaré que Alcatraz se encuentra en una isla).
Esta versión se apoya en que jamás se supo más de ellos (no contactaron con familiares o amigos, ni tampoco parece que cometieran ningún robo para conseguir dinero o un coche).
Pero, por otro lado, los cuerpos jamás aparecieron.
Y, ya sabe usted, mientras no hay cuerpos, hay leyenda (y base para todo tipo de teorías).
Clint Eastwood protagonizó la recreación cinematográfica de la fuga.
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