-Papá, ¿cuándo se va a acabar el fútbol?
-Pues este año, cuando se acabe la liga en junio, hijo.
-No, me refiero acabarse...para siempre.
-¿Cómo para siempre?
-Sí, igual que se acabaron los gladiadores, o los caballeros medievales.
Peralín y sus cosas, con su sorprendente habilidad para poner a los adultos en apuros.
-Pues...Nunca lo había pensado.
-¿O acaso pensabas que el fútbol va a ser eterno?
-Hombre, según lo planteas, va a resultar que no...
-¡Pobres estrellas del fútbol, que se creen que se han ganado la inmortalidad y dentro de 500 años nadie salvo los historiadores más especializados los conocerán!
-¡Qué razón tienes!
Peral está orgulloso. Su hijo le da pedales al coco y llega a sitios interesantes.
-Yo creo que los que quieren ser eternos, deberían dedicarse a escribir libros, pintar cuadros o componer sinfonías de ésas. ¡A esos sí que se los recuerda!
-¡Ja, ja, ja!
Lo dicho, que Peralín es mucho Peralín.
-De todos modos, papá, yo de momento voy a seguir jugando al fútbol, ¡que ya tendré de más mayor tiempo para pasar a la historia!
-¡Muy bien! Anda vamos a casa, que va a empezar el partido. Que puede que el fútbol tenga fecha de caducidad, pero de momento goza de bastante buena salud.
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