-Pero, padre Cosme, ¿es que no se dan cuenta del mal que hacen?
-Por supuesto que sí, "Peralín", cualquiera se percata de que está haciendo el Mal, otra cosa muy distinta es que se dé por enterado.
-¿Y por qué les dejan?
-Pues porque así son las normas del juego, porque la vida se juegan con unas reglas que con demasiada frecuencia exigen hacer trampas.
-¿Y nadie puede hacer nada?
-Hay algunos que lo intentan, pero se cansan y lo dejan, o los asesinan, o los compran...¡o qué se yo!
-¡Entonces no hay esperanza!
-Sí, Peralín, tú.
-¿Yo?
-Sí, antes me preguntabas que "por qué les dejan", en realidad tendrías que haber preguntado: "¿Por qué les dejamos?"
-¿Usted también?
-¡Todos!
-¿Y yo qué puedo hacer?
-Luchar sin venderte, renunciar a lo que tu conciencia no puede pagar, caminar entre burlas e insultos sin que te afecten...y otras mucha cosas que irás viendo por el camino.
-¡Qué difícil!
-¡Es que ser bueno de verdad es lo más difícil que hay en este mundo! Por ejemplo, fíjate en Jesús. Se pasó toda su vida haciendo el Bien y terminó vendido por un amigo, negado por otro y clavado en una cruz sin más aliento que su madre y un par de amigos.
-¿Y merece la pena?
-Es lo único que merece la pena, hijo. Y el día que pienses lo contrario significará que te han derrotado y te has vuelto uno de ellos.
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