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martes, 23 de noviembre de 2010

Las "Montañas Rusas", en origen, eran (más o menos) montañas rusas.

Las "montañas rusas" a mí no me dan miedo, me dan pánico. De hecho, se puede decir que mi mayor locura de adolescencia fue montarme en un par de ellas. Lo cierto es que no recuerdo nada. Solo tener los cabeza cerrada y los ojos mareados.

Y tanto masoquismo de atracciones nació en la Rusia del siglo XVII, cuando alguien decidió crear unos inmensos toboganes de madera (de más de 20 metros de alto) con una capa de hielo en la superficie, por los que la gente se podía lanzar en trineo. Poco a poco, la cosa se hizo tan popular que al siglo siguiente incluso Catalina "la Grande" mandó que le construyeran uno en su residencia privada.

La idea pasó al oeste de Europa, pero, claro, allí lo del hielo al aire libre es más complicado, por lo que se decidió recurrir a cochecitos anclados sobre raíles. En el París de 1817 uno ya podía de disfrutar de "Las Montañas Rusas de Belleville" o "El Paseo Aéreo", y en 1854 -gracias al avance en el estudio de las fuerzas centrífugas- apareció en los Jardines Frascatti de París la primera montaña rusa en la que se daba un giro vertical completo, en una circunferencia de cuatro metros de diámetro.

La primera montaña rusa de los Estados Unidos fue un perfecto ejemplo de "reciclaje industrial". En el estado de Pensilvania, un tren llamado "Mauch Chunk Switchback Railway", que se usaba para transportar carbón desde la cima de una montaña hasta el suelo, cambió mineral por humanos a mediados del siglo XIX. Fue un éxito inmediato, y la atracción -un bonito paseo panorámico pendiente abajo de 14 kilómetros de longitud y media hora de duración- llegó a tener 35.000 visitantes anuales antes de que se cerrara definitivamente en 1938.

Con la llegada del siglo XX y los avances de la ciencia y la tecnología, las montañas rusas -fieles al ideal olímpico- se volvieron más rápidas, más altas y más fuertes, (y más seguras).

Pero yo, de todos modos, creo que no me vuelvo a montar en una.

El origen de todo, las "montañas rusas" de la Rusia del siglo XVII.

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