Desde que se había enterado de que lo relevaban de la monta de "One in a Million", "Rouge" Perdeux respiraba más despacito y se le había quitado la cara de sudor inquieto.
Alice lo dejó estar. Conocía perfectamente a "Rouge" y sabía que eso era lo mejor. Nada de interrogarle sobre el particular, nada de recordarle a su hombre que, en lo más profundo de su alma de cowboy, había desilusión porque tenía la sensación que aquella era "su" carrera, y también vergüenza por ese alivio tan sincero y tan cobarde que sentía.
Mejor así, "Rouge" ya había tenido sus cinco minutos de fama, ahora disfrutarían de la noche de circo desde la distancia.
Los programas seguían ahí, en todas la cadenas nacionales. Mezclando el análisis político con el hípico. A aquel país se le había vuelto loca la maquinaria democrática. Y le encantaba.
En eso apareció el candidato Zack Jones: "Charlty está desesperado, porque sabe que no va a ganar ni la carrera ni las elecciones. Ni aún haciendo trampa, que es lo que es cambiar a ese jockey inútil de tercera por Rick Sánchez. Da igual, porque mañana y el martes, nosotros tenemos el caballo ganador".
-¡Ese jockey inútil tiene nombre, hijo de la gran puta: Stanley Lee "Rouge" Perdeux!
Cualquier observador imparcial le habría dicho a "Rouge" que era una pena que no fuera tan machito en la pista de carreras, pero Alice no era imparcial. Se limitó a cambiar de canal con el mando. Si no les hubieran quedado un par de plazos por pagar, lo habría tirado directamente a la pantalla plana.
-Vamos a ver qué ponen en el canal porno, cowboy.
Uno puede haber ganado cientos de carreras y, aun así, ser un perdedor.
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