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domingo, 10 de octubre de 2010

Gracia del Río (Un Pueblo con Poco de Ambas): Que Pase el Siguiente, Sagrario.

Si visita usted alguna vez al doctor Pérez-Piñón, prepare la paciencia o la cartera.

En efecto, Sagrario, diligente enfermera-recepcionista del galeno, es también una corrupta de cuidado. Vamos, que si no ofrece usted una discreta -por la acción y no por la cuantía- propinilla al llegar, verá impotente e impaciente al resto de los pacientes pasar antes que usted.

También se produce el efecto contrario: a aquellas señoras -con Doña Soledad a la cabeza- que van a la consulta del médico a echar la tarde de charla en la sala de espera, las pasa rapidito, a no ser que previamente haya habido un "toma-para-que-te-compres-una-cosita".

El doctor Pérez-Piñón es perfectamente consciente de los trapicheos de su enfermera, pero no hace nada al respecto. Usted podría pensar que es porque se lleva un porcentaje del expolio, pero no es así. De hecho, está profundamente indignado y más que decidido a hablar muy en serio con Sagrario.

Un día de estos.

El doctor Pérez-Piñón no es mal médico, pero es un pusilánime de campeonato.

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