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jueves, 17 de junio de 2010

Tecnología Compartida, Lío Seguro.

Graves son las consecuencias de no respetar las normas fundamentales a la hora compartir aparatos electróncios: no experimentes y deja el cacharro tal y como lo encontraste.

Si robas pilas, cables o similares para otro aparato, ten la bondad de devolverlos a su sitio. Así evitas dejar con los gluteos tendidos a un compañero. También es un detalle no dejarse el DVD dentro del reproductor.

No te personalices la apariencia y controles del aparato. Lo que para ti resulta muy cómodo (o precioso), no tiene por qué serlo para lo demás. (Y si lo haces, "impersonaliza" al terminar).

En caso de duda, jamás pulses "aceptar", sea cual sea el aparato. Las consecuencias pueden ser catastróficas (y mira que el perplejo cacharrito intentó prevenirte).

Experimentos, los mínimos, que la curiosidad mató al gato y al ratón del ordenador. No olvides que el método "ensayo-error" es a menudo traicionero. Si dudas, busca ayuda. Admito que la ignorancia, y más la electrónica, es dura de reconocer, pero si aquello hace un ruido raro o empiezan a salir mensajes en alemán, es el momento de delegar responsabilidades. No empeores las cosas, que llamen al manitas de turno.

Y, en especial, no tengas la inmensa cobardía de intentar cubrir tu incompetencia apagando el cacharro y dándote a la vil fuga. Los aparatos de ahora nacen con memoria de serie, y son bastante dados al rencor arbitrario. Esto se traduce en que el incauto que llega y enciende la fotocopiadora o impresora, se encuentra que aquello empieza a escupir copias sin parar, o, por el contrario, no va porque alguien se dejó un papel atascado antes de salir pitando.

"¿Para qué será este botontico? Vamos a probar".

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