La Más Limpia del Bloque (No como la del Quinto Izquierda, ¡Que Hay que Ver cómo Van los Niños!).

España es un país obsesionado por los trapos sucios y la ropa limpia.

Los primeros resumen la vida política nacional: a ver quién le saca más calzoncillos manchados de dinero negro al adversario.

Menos mal que también tenemos el otro extremo, el ama de casa patria de la vieja escuela, ésa tan pendiente de la limpieza.

Cada vez quedan menos, porque los tiempos, las personas y las mentes cambian, pero resisten un puñado de irreductibles guerreras de la higiene vestidas de riguroso guatiné.

Incansables exploradoras en busca de la míticas fuentes de los "Chorros del Oro", ésas que hacen que el inodoro esté tan limpio "que se podría comer en él"; y empuñando la fregona con obsesiva frecuencia ("¡no me piséis, que está recién 'fregaó'!"), con el fin de garantizar el tan ansiado "efecto espejo" en el suelo del cuarto de baño.

Las que lavan más blanco, esmeradísimas centinelas de la pulcritud en el vestir de marido e hijo, pertinaces en el planchado de cuellos y puños, y siempre peinando al niño con mucha colonia y la raya a un lado.

Así son ellas, las más limpias del bloque, acaso arañando así unas migajas de éxito que llevarse al orgullo. Porque todos queremos sentirnos grandes de cuando en vez.

(Y poniendo verde vergüenza a la vecina, porque, obviamente, "a ésa a limpia yo la dejo a la altura del betún de los zapatos...que, por cierto, te los voy a limpiar un poquito, que ahora que me fijo, los tienes hechos un asco").