Buscar en Mundo Jackson

viernes, 11 de junio de 2010

Historias Imaginarias de un Colegio que Jamás Existió: La Evolución de un Mote.

Ángel Pérez Gosaga no era malo de chiquitín (como todos los niños). Moreno de cabello y piel, de sonrisa fácil y donante de cariño, todos le llamaban "Angelito".

Pero, (como a todos los niños) la vida lo fue moldeando a su cruel capricho, con una casa a la que nadie en justicia llamaría hogar, y una familia que se deshizo como un polvorón.

Los estudios fueron la siguiente ficha de dominó en caer, y, para cuando entró en la Secundaria a trompicones, a aquel chaval difícil y macarra ya se le llamaba "el Angeto", apelativo que a él le encantaba.

"¿Angeto? ¡Yo más bien diría 'Anjeta'!", eso afirmó un profesor recién llegado delante de todo 2ºB de Secundaria al enterarse del apodo -Ángel ya tenía todo un prestigio como caradura profesional, algunos dicen que bien ganado- y, cosas de la vida, el mote gustó y llegó para quedarse.

El último peldaño en la escalera que sube hasta lo más bajo lo marcó unas pastilla una noche de febrero, en una discoteca. A la primera le siguieron muchas y aquel Angelito moreno y mimoso completó su paso al lado oscuro de la existencia.

"Angelito", "El Angeto", "El Anjeta", pasó a ser "El Anjetaminas".

Otro nombre que añadir a la lista de nuestros fracasos. El enésimo "Ángel Caído"...

Total, ¿qué más da?

No hay comentarios: