-Sí, sí.
-¡Entonces la pregunta ha sido de lo más lógica!
-No, no lo ha sido...Bueno, sí, pero no...¡No es bueno mezclar fútbol y lógica!
-¿Y el ridículo es muy gordo?
-Bastante, hija, bastante.
-¡Pues vaya!
-¿Pero tú cuántos partidos de fútbol has visto en tu vida?
-¿Completos?
-Sí.
-Este de hoy.
-¡Pero si en tu currículum ponía que eres periodista especializada en deportes!
-Ya, y también dice que tengo nivel avanzado de alemán hablado y escrito...Ya sabe usted cómo son esas cosas.
-En fin, lo hecho, hecho está.
-Sin cambiar de verbo, ¿cree usted que me echarán?
-No sé...
(Lo sabía perfectamente, la joven reportera tenía los minutos contados en la cadena).
Meses después, aquel veterano periodista que había fraguado su carrera en campos con más tierra que césped y olor a higiene barata en los servicios, contempló en la pantalla por enésima vez la repetición de la famosa escena. La periodista novata con sus cascos y su micro, la estrella internacional, el partido recién terminado...
-¡Una preguntita, por favor!
El futbolista asiente con gesto de fastidio resignado.
-¿Te lo has pasado bien?
-¿Perdón?-(acento extranjero y extrañado).
-Jugando el partido, que si te has divertido y eso...
Curiosamente, aquello no fue el fin de la carrera de la periodista, sino todo un principio: ¿cómo deshacerse de la simpática reportera de la que hablaba todo el país? Oficialmente, fueron los nervios; en la práctica, la muchacha seguía sin saber distinguir un fuera de juego de un saque de banda, y se limitaba a repetir las preguntas que él le dictaba por línea interna.
-Además, las cosas como son, la niña está buena a rabiar- admitió para sí.
(Igual eso también había tenido que ver en que se hubiera hecho tan popular).
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIhCl6htvQAIyyLOho3ghnKEv3nhth-qaHTtJs-SPSH95AsKYc6VYqfb4X4OnM7MzmLQnDvs2fM_WRsEqz2bcO4TDEKOHJij9c3QQDdxRE1r2845IUcdrTzX9iOdZrPPmMXqeopnSodPtc/s320/periodista.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario