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miércoles, 23 de junio de 2010

Cubatas (con Coca-Cola Sin Cafeína).

No se engañe, los niños (y las niñas) inocentes, de sonrisa cándida y mofletes carnosos, están descatalogados.

Ahora, hasta el más tonto hace relojes (como bien sabemos los aficionados al fútbol).

Así que, amigos padres y madres, ustedes que -en el día del cumpleaños de su princesita- elaboran con tanto cariño esos sandwiches surtidos sin filo y compran Fanta y Coca-Cola (sin cafeína, por supuesto), no se sorprendan si el destino de tan inocentes bebidas es fundirse en matrimonio de grados con vino de ración o whisky segoviano. Porque eso es lo que va a pasar a la mínima que usted se descuide.

Aquí tiene usted dos opciones: o resignarse y, con una media-sonrisa de impotencia (acaso de orgullo), asumir que el hecho de que su retoño se las pille mortales es una etapa más de su maduración.

O intentar hacer algo.

Por ejemplo, no cocerse usted delante de la niña en las bodas, ni asociar por sistema la diversión con los destilados.

Por ejemplo, estar pendiente de él y ella, de sus problemas, de sus miedos...y aceptar que le chillen y le rechacen por ello.

Por ejemplo, quererlos.

Porque, según yo lo veo, que su hija no desee que usted la vea borracha, es lo único que la puede alejar del alcohol.

Pero vamos, que eso es sólo si usted desea que sus cachorros se mantengan alejados de la botellita chisposa.

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