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miércoles, 24 de marzo de 2010

Nostalgia a Cuatro Colores.

Cuando uno lleva más de una década en mi negocio, se te hace callo en el corazón. En otras palabras, que emocionarte es más complicado que la declaración de la Renta de Alí-Babá.

No obstante, hoy he tenido un momento de atragantamiento salival.

¡¡¡He visto un Boli Bic de cuatro colores!!!

Ese seductor producto que se convirtió en un elemento imprescindible y preciado en los estuches escolares de los años 80.

Lo tenía todo:

Te permitía juguetear con sus cuatro botoncitos de muelle y, con ello, hacer más llevaderas las largas travesías de la explicación del profe (con ese "click" tan característico al cambiar de color).

Era un proscrito, pues la señorita insistía en que no lo utilizarás, ya que era "demasiado gordo para escribir a gusto y haces mala letra". (Mi caligrafía era un desastre natural cualquiera que fuera el boli, un trauma infantil que me temo no he superado del todo).

Despertó en todos nosotros el espíritu de la ingeniería de investigación (vamos, que lo abría a ver cómo leches funcionaba eso).

¡Lástima que tu idilio con el cacharrito durara tan poco! Básicamente, porque te lo cargabas con tanto manoseo, o, con mayor frecuencia, porque te ibas al recreo y, al volver, el dichoso boli Bic de cuatro colores se te había fugado con una goma de nata a la Isla de los Artículos de Papelería Perdidos.

Espero que fueran muy felices allí.

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