-¿Qué te han dicho?
-No sé, supongo que lo de siempre, tampoco he estado muy atenta. ¡O sea, un tío que a lo único que ha llegado en su puta vida es a profesor de mala muerte, y tiene los cojones de querer darme consejos!
-Pero, ¿te van a cambiar de cole?
-Ni puta idea, ya te he dicho que estaba en mi mundo.
-¿Y tu padre que decía?
-Sus gilipolleces a voces de costumbre.
-Y si te echan de aquí, ¿dónde te van a llevar?
-¡Me suda el coño, tía!
-¡Joder, es que si te vas a otro sitio, ya no nos verás!
-¡Y una polla como una olla! ¡Me manden donde me manden, aquí estoy yo a la salida para vernos todos los días, y los fines de semana lo mismo!
-¡Siempre hermanas!
-¡Hermanas hasta la muerte!
* * *
-Yo creo que la entrevista ha sido muy positiva.
-Sin duda, Alfredo. Tu hija ha entendido perfectamente lo que se juega y estoy seguro de que vamos a ver un fuerte cambio de actitud inmediato y en todos los sentidos.
-Sí, era necesario ponerse firmes y hablar seriamente con ella.
-Efectivamente. Y, ya lo has visto, no se ha perdido ni una coma de todo lo que le hemos dicho. Ni parpadeaba.
(A J.D. Salinger, que tuvo, a su modo, la vida que a mí me gustaría tener, al mío).
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