...Que pronuncia cualquier nombre extranjero (sin importar el idioma) torpe e incorrecto, pero con ese curioso tonillo que él interpreta como perfecta dicción; y que usa el castellano alargando las eses de más y dando a las consonante de final de palabra un acento que no se acostumbra.
...Que simula -con serio gesto de aprobación- estar siguiendo lo que le dices, cuando realmente no tiene ni la más remota idea de lo que le estás hablando, hasta que, casualmente, pasas por un sitio que realmente conoce. Entonces, te interrumpe y te inunda de datos irrelevantes.
...Que viste por lo que vio en los demás, que cambia de ropa porque un señor de la tele así se lo indica.
...Que aplaude por bravos el espectáculo que tan profundamente le ha estado aburriendo, o que pasea bajo el brazo el libro que realmente nunca lee.
...Que se cree más de lo que es, cuando en realidad es sólo un pobre hombre, esclavo de estar más preocupado de las opiniones ajenas que de la suya propia.
...Que busca que los demás le aprueben, y no es capaz de darse un sobresaliente a sí mismo.
Ese tipo de sujeto se me hace incómodo de convivir. Quizás porque, en el fondo, usted y yo (y su vecino del 5º derecha interior) somos así.
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