Me explico. Por ejemplo, desde el fin del puente de la Inmaculada Constitución hasta Nochebuena hay una quincena. Pues bien, es medio mes laborable en que todo este país va a medio gas, por aquello de "bueno, eso ya lo hacemos después de las Fiestas", con lo que todo aquello que no es urgente -aunque sea importante- se aplaza.
Aunque, duda no hay, la forma más común de este preocupante fenómeno es el infame: "bueno, eso ya el lunes", principal responsable de que los viernes no se haga todo lo que podría hacerse.
Moraleja de todo esto, que la vida está llena de pequeños ritos, gestiones, deberes...cosas que se hacen en un ratito, pero que se aplazan, y luego se reaplazan, hasta convertirse en un elemento más de nuestra vidas, en todo ese saco de cosas que uno "debería hacer algún día de estos", un elemento más de las asignaturas pendientes de nuestro boletín vital.
En fin, que no dejes para las cuatro lo que puedas hacer a las tres. Si no por ti, al menos hazlo por España (que es ese conjunto de personas que quieren ser felices y dicen "¡coño!" cuando se dan un golpe clavando un clavo).
"¿Ande vas, Jose? ¡Deja eso, que lo hacemos luego!
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