Es curioso lo mucho que me gustan las películas de béisbol. Curioso, porque es un deporte que no me interesa lo más mínimo (seguramente, porque no lo entiendo -o viceversa-).
Pero ese "Orgullo de los Yankees", con Gary Cooper vestido de Lou Gehring pronunciando su discurso de despedida de su deporte, su hinchada y su, prácticamente, vida. "Durante las dos últimas semanas, habéis leído todo sobre el palo tan fuerte que he recibido. No obstante, hoy me considero el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra". Y, para colmo de carnes de gallina, era un historia real.
Ese Robert Redford en "El Mejor" ("The Natural", en inglés) diciéndole al niño de turno: "dame un bate para ganar", ese chavalín que le trae su "Savoy Special", esa mirada cómplice de Redford, ese batazo que aterriza en los focos del estadio, esa música de Randy Newman de fondo...
Y, como remate, "Campo de Sueños". Una peli que en España pasó sin pena ni gloria, pero que a mí siempre me ha parecido una maravillosa fábula sobre por qué el deporte es más que un deporte para muchos de nosotros. "Si lo construyes, él vendrá".
¡Lástima que el fútbol no haya tenido tanta fortuna en el cine! Como mucho, "Evasión o Victoria", con el golazo achilenado de Pelé y el nazi aplaudiendo. E incluso estoy dispuesto a creerme que Stallone para un penalty (inocente que es uno).
Momentazo bate de "El Mejor". Puede que a usted le parezca cursi, pero es que yo nunca he sido del cine de tiros, tacos y tetas.
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