"Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona".
-No se siente nada, te lo puedo asegurar.-afirmó categórico el reo.
El guardián echó la mirada a un lado. No sabía que decir. Tras unos segundos, porque era mucho más incómodo seguir callado, respondió:
-No piense ahora en eso. Puede que aún llegue un aplazamiento...o el indulto.
El reo soltó una extraña carcajada, aún más grotesca por las circunstancias.
-¡Lo del cuello no, hombre! Me refiero al firmar la sentencia de muerte. La gente se cree que uno lo hace después de haber meditado largo rato y con cierto pesar. Pero eso es mentira. Es como cuando los artistas firman un autógrafo. Ni miras el papel. Te lo digo yo, que despaché unas cuantas...Supongo que la mía no habrá sido diferente.
El reo se tornó sombrío, jugueteo un poco con el pollo antes de tomarse el último bocado y volvió a abrir su libro de rezos.
-Estoy preparado para morir. No le tengo miedo ni a los de la capucha ni a lo que venga después. Seguramente maté a más de un inocente, pero lo tenía que hacer por el bien de mi país, y punto.
A lo lejos, cerrojos, puertas y pasos.
-Bueno, muchacho, comienza la función. ¡Qué cosas! Yo mismo escribí esta obra de teatro, pero jamás pensé que sería el actor principal en escena.
El guardián se levantó al instante, nervioso y torpe. Mientras le ponía las esposas al reo, éste le susurró al oído:
-He vencido, muchacho. Porque para derrotarme, os habéis vuelto lo que tanto despreciabais de mí. Sois unos asesinos, como yo; y hasta vais a utilizar mi soga. Ninguna de mis víctimas resucitará con mi muerte, sus madres seguirán llorando, seguramente junto a las madres de los que vosotros estáis matando. Somos lo mismo, vosotros y yo, la misma carroña criminal....
El reo no pudo terminar su ensayado discurso, se lo llevaron a empujones y forcejeos hacía su destino.
El guardián, un muchacho de pueblo que entró en el ejército para poder dar de comer a su familia, se quedó allí. Sentando. En silecio. Preguntándose cómo le iba a explicar aquello a su hijito cuando creciera.
"Le ejecución se llevó a cabo con el mayor de los respetos hacia los derechos humanos". (Richard Engel, corresponsal de la NBC en Bagdad, al dar la noticia del ahorcamiento de Sadam Hussein).
1 comentario:
tambien es una entrada buena pero desgraciadamente muy dura pero no puede ser menos dura ya que la realidad en estos casos es asi, en cierto modo el reo tiene razon pero no estoy de acuerdo con que el fuera el primero en matar. por cierto ninguna ejecucion respeta los derechos humanos se trate de la que se trate ya que para respetar los derechos humanos primero ha de respetarse la vida y despues viene el resto por que que derechos vas a aplicar si ya no tienes persona al que aplicarselos. el primero de los derechos del hombre de todo hombre mujer y niño es la vida.
repito una buena entrada dani
saludos sardinero
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