Buscar en Mundo Jackson

domingo, 12 de enero de 2014

Los Casos de Woodchat Shrike:HUCK (1).

Claire Mullins no era ninguna duquesa, ni había terminado sus días colgada de una soga. Parecía que, una vez más, mi amigo me lo ponía difícil.

Pero, también de nuevo, la fortuna -acaso el destino- estuvo de mi lado. De todas las Claire Mullins registradas en la guía telefónica de la capital, la más prominente parecía ser la propietaria de una pequeña, pero relativamente prestigiosa, pinacoteca a las afueras de la zona más noblemente bohemia de la ciudad.

-En realidad, Claire Mullins era mi abuela. Ella compró el local y los primeros cuadros. Yo me limito a mantener esto abierto- me confesó la actual propietaria del museo, que hacia las veces de guía (es lo que tienen los negocios familiares).

-¿No compra nada usted?

-Poco, el arte de los nombres consagrados en muy caro para mí, y no tengo el instinto para apreciar el talento joven que tenía mi abuela...¡Y lo curioso es que la que tiene la carrera de Historia del Arte soy yo!

-¿Qué era su abuela?

-Una oficinista con afición al arte, y, ya le digo, un tremendo olfato para reconocer el talento no reconocido. ¡Le gustaba apostar y, cada siempre, sabía ganar!

Nos detuvimos delante de un cuadro en apariencia intrascendente, pero que debía de ser muy importante, pues había un ramillete de turistas japoneses detenidos delante de él, y, además, ilustraba las entradas.

-Esta es la mayor corazonada que tuvo mi abuela: "Wells Burn", de Kuff Oly. Se lo compró por cuatro perras cuando él era un estudiante y ahora, ya ve, prácticamente mantiene el museo vivo el solito.

Yo hice como que sabía quién era el tal Kuff Oly, y, aunque sospecho que no se tragó el farol, la dueña hizo también como que se lo creía.

Continuamos nuestro recorrido por las salitas del museo, hasta volver al punto de partida.

-En fin, esta es la colección...A no ser que quiera revisar los cuadros no expuestos que guardo en el sótano -dijo la dueña con una sonrisa.

-¿No hay sitio para ellos?

-Sitio hay, lo que pasa es que allí guardo, mejor dicho, escondo, los fallos de mi abuela. Cuadros que compró y que no tienen absolutamente ningún valor. No siempre se puede ganar.

-¿Tan malos son?

-Completametne horribles. ¡Se los vendería a cualquiera que estuviera dispuesto a darme un par de libras por ellos! El peor debe de ser uno llamado "La Duquesa".

El corazón me dio un vuelco.

-¿La Duquesa?

-Sí, un retrato que parece pintado por un niño pequeño. No tengo ni idea de dónde lo sacó.

-Se lo compro.

No hay comentarios: