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viernes, 2 de noviembre de 2012

Historias Imaginarias de un Colegio que Jamás Existió: Paripé.

Gonzalo Rosales va para figura del fútbol, aunque sabe perfectamente que ir a menudo no significa llegar y por eso se toma sus estudios tan en serio como sus entrenamientos. Chico listo.

No obstante, a menudo llaman al colegio de un club muy grande y muy importante para justificar que Rosales faltará a clase uno, dos e incluso puede que hasta tres días (o una semana), pues tiene partido en Reus, en Oporto o en el mismo Turín.

Esto, claro está, trastoca a menudo los planes de los profesores, aunque, por suerte, Rosales es de esos alumnos a los que se examina por imperativo legal, o por la simple curiosidad de saber si sacará un 9,5 o un 10.

"Rara avis" en esto Rosales, porque la mayoría de sus camaradas de pase en corto y subida por la banda son más bien cobardes para eso de los libros y la ecuaciones, pero, por supuesto, los muchachos tienen que tener una educación. ¡Faltaría más!

En resumen, que para conciliar los exámenes con el fútbol juvenil, se decidió crear una comisión oficial del Ministerio de Educación y Deporte, encargada de examinar a los muchachos, y así quitar de líos a los pobres profesores obligados a examinar aparte a los futboleros.

Eso era la teoria.

En un aula de un instituto cercano al hotel de concentración, los componentes del combinado nacional hacían su examen de Lengua.

Rosales, por supuesto, entregó el primero. Aquello había sido tan sencillo, que era casi insultante.

El profesor ojeó el examen recién entregado (no hay mayor deformación profesional de un docente que ésta).

"Apartado b: Defina 'paripé'"

Repuesta: "¿Qué es paripé? -dices mientras clavas en mí tu pupila azul. Paripé es este examen".


Eso era la práctica.

En fin, Rosales en estado puro (una vez más).

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