-¡Mirad, chicos, esas que vienen por ahí son!
-¿Las de detrás de las viejas chillonas?
-No, no, son las que están chillando.
-¡No me jodas, Marius, si la más joven debe de ser como mi abuela!
-¡Tíos, me traéis a Benidorm diciéndome que esto esta lleno de inglesas borrachas que todas la noches hacen jornada de piernas abiertas, y ahora me encuentro con el loco escuadrón geriátrico!
-¡Calla, Catalin! ¿Marius, pero no nos dijiste que las habías conocido en la playa?
-Sí, en la playa, esta mañana.
-¡¿Pero en qué playas te metes tú?!
-¡Pero bueno!, ¿a qué hemos venido a Benidorm? A conocer a una viuda con pasta, casarnos con ella, enviudar, heredar y vivir como reyes.
-¿Enviudar? ¡Estas me matan de un infarto antes! ¿Tú sabes la impresión que debe de ser ver a esas en bolas?
-Además, que habíamos quedado que primero desfogue y luego en busca de mujer rica.
-¿Seguro?
-¡Que si hombre, que si! ¡Que llevamos más tiempo de sequia que el Steaua en Europa!
-¿Por qué no dejas en paz al Steaua y hablas del Dinamo, Mircea?
-¡Deja el fútbol en paz ahora!
-¡Sí, claro, cuando te conviene!
-Vale, pero el caso es que primero era el desfogue, y con estas...
-¡Pues yo pensaba que era al revés!
-¡Marius, leñe, si es que no estabas pendiente cuándo hablábamos en el autocar!
-¿Y qué les digo?
-No sé, improvisa.
-¡Pues la de la derecha no está tan mal!
-¿Pero qué dices, Constastin? ¡Ves, Marius, ves lo necesitados que estamos todos de desfogue!
-Bueno, mientras vosotros seguís discutiendo, yo a voy a lo mío.
-¿Qué haces, Constantín? ¡No seas loco!
-¡Al menos ponte un preservativo!
-Sí, no sea que la dejes embarazada.
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