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lunes, 27 de agosto de 2012

Hijos de.

-¡Mira, en portada, junto a Unzugui!

Blas Blasco mostró satisfecho la portada del diario de tirada nacional a su bigotudo abogado. A Blas, asesino confeso y cruel de siete niñas, poco le importaba lo que el pie de foto dijera de él -dos o tres adjetivos nada bonitos-, lo importante era que su imagen estaba a pocos centímetros de la de la estrella mundial del balón: Adrián Unzugui.

El bigotudo abogado -Oscar Vázquez Rector- se limitó a sonreír mientras proseguía su conversación telefónica. Estaba cerrando una entrevista televisiva, ¿cuántas iban ya? Bueno, los medios dan publicidad y eso es clave en una profesión como la suya, bien lo sabía él.

-¿Sabes, Oscar?, Unzugui y yo tenemos mucho en común: cuando llega a los hoteles con el equipo y está allí toda esa gente chillándole: "¡hijo de puta!", yo sé muy bien cómo se siente. Es igual cuando yo llego a los juzgados. Sí, Unzugui y yo somos muy parecidos, somos medíáticos, no  dejamos indiferente a nadie.

Todo el mundo quiere ser como Adrián Unzugui, todo el mundo quiere la fama, las multitudes enloquecidas a tu alrededor y los flashes de las cámaras. La mayoría se queda con la ganas, otros, según parece, lo logran a su manera. El "Asesino del Abecedario" , él mismo había tenido la idea: matar a crías al azar, con el único patrón de que sus nombres siguieran el orden alfabético: Ana, Begoña, Clara, Diana, Eva, Flora, Gloria...y ahí le había pillado la policía, a la que había estado enviando cartas firmadas con su seudónimo de guerra.

-Por cierto, Blas, mañana van a venir unos señores de una Facultad de Psiquiatría de los Estados Unidos a hacerte unas preguntas, es para un estudio.

-¡Que vengan, que vengan! Ya ves, hasta en los libros académicos voy a estar. ¡Ya soy parte de la Historia de la Humanidad! ¿Quién lo habría pensado de un pobre dependiente de papelería, de ese tío gris de mierda que era!

-Sí, y también van a sacar otro reportaje en la tele sobre ti, mañana a las diez. Precisamente acabo de cerrar mi presencia en el debate.

-¡No olvides pedir copia y dejarla en el archivo!

-Descuida.

Muchas veces, cuando un niño -o un adolescente, o un hombre hecho y derecho- se comporta mal, es simplemente porque quiere llamar la atención.

Muchas veces, el castigo para esta gente no es llamarles: "¡hijo de puta!", sino no hacerles ni puto caso.

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