-¡Hombre, Amalio, cuánto tiempo! Te tengo perdida la pista ¿Cómo te van las cosas!
-¡Tirando, Pepón, tirando!
-¡No digas eso, que tú eres un hombre de recursos!
-Mira, te presento, este es Miguel Povero, "El Pepsi-Cola", prometedor novillero. Seguro que ya has oído hablar de él.
-¿El Pepsi-Cola?...Sí, me suena.
-¡Y más que te va a sonar! Que lo apodero yo y ya sabes el ojo que tengo. Mira, pasado torea aquí al lado, y te traemos un par de entraditas para que vayas a ver lo bueno que es...¡Y luego se lo cuentes a tus lectores y a tus oyentes!
-¿Dónde dices que es la novillada?
-Está todo en el sobre.
-Ya...Ya, veo sí...Bueno, ¡pues habrá que ir a verte, chaval! ¡No me decepciones!
-Descuide, señor.
-¡Un abrazo, Amalio!
-¡Un abrazó, Pepón!
El orondo y barbudo crítico taurino abandonó el bar saludando al tendido con su mano zurda.
-¡Ya puedes estar bien chaval, que la oportunidad es única y nos jugamos mucho!
-¡Que amable ha sido Pepe Molecha en aceptar la invitación!
-Sí, "El Tostadita" es un encanto cuando quiere.
-¿"El Tostadita"?
-Sí, chaval, "El Tostadita". La llaman así en el mundillo por la de veces que lo untan.
-¿Untan?
-Sí, la pasta que iba en el sobre con las entradas. ¿Te creías que esa sanguijuela de la tauromaquia se iba a tragar una novillada de tercera gratis?
-O sea que...
-Eso es chaval. Pero las cosas del toro son así, y no se pueden cambiar.
-Entonces, ¡seguro que habla bien de mí!
-No te confundas, que el presupuesto sólo nos da para que vaya. Lo de los piropos te lo vas a tener que ganar tú.
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