-¿Y cuántos japoneses dices que son?
-Quince.
-¿Y no les puedes llevar a otro sitio mejor?
-¿Por ejemplo?
-Pues, por ejemplo, a un sitio donde tú hayas estado antes, porque me reconocerás que, para ser guía turístico, conviene conocer el lugar uno mismo previamente.
-No, si razón no te falta, pero los japoneses están emperrados con lo Córdoba.
-¿Y no hay nadie en la empresa que conozca Córdoba?
-Sí, pero yo soy el único que habla japonés.
-¡Que tú hablas japonés! ¿Desde cuándo?
-Desde que todos mentimos en los currículos..
-O sea, que tienes que enseñar Córdoba a quince altos ejecutivos de una empresa nipona, y ni conoces Córdoba ni hablas japonés.
-Más o menos.
-¿Y qué piensas hacer?
-Pues con lo del idioma, entenderme por señas.
-¿Y con lo de enseñar a esos hijos del Sol Naciente una ciudad que no conoces?
-Pues aprovecharme de que ellos tampoco...Daremos una vuelta sin rumbo el centro de la ciudad, convertiré en monumento principal cualquier edificio un poco antiguo con que nos topemos, y los meteré en todos los bares que nos encontremos, a ver si consigo emborracharlos lo más rápido posible, y con un poco de suerte luego no se acordarán de nada.
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