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domingo, 2 de noviembre de 2008

Cuentos de Hadas que Terminan Regular: Gol de Tacón.

A Guillermo Tranti le empezaron a llamar "La Princesa" los chavales del barrio. Pura ironía de arrabal argentino, pues el pibito era un ejemplar inusualmente velludo de una corpulencia más que notable, ideal para la posición de defensa central torpe y justiciero que había ocupado desde sus primeros encuentros de descampado. Él nunca se tomó a mal lo del apodo, al contrario, pues gozaba de un sentido del humor olímpico.

"La Princesa" Tranti llegó a profesional de tropa deportiva. Jugaba de cuando en cuando en un equipo de tabla media para abajo. Ni soñar con grandes contratos en Europa, pero aquello al menos le pagaba las facturas y subvencionaba sus caprichos.

Es un hecho bien comprobado que las Hadas Madrinas no entienden un pimiento de fútbol. Ni falta que les hace, pues todo su labor se centra en la confección mágica de vestidos o la transformación prodigiosa de calabazas en carrozas. No es por tanto extraño que, al hacer el censo informatizado por Internet de princesas, el Hada Funcionaria hubiera pensado que aquella "Princesa Tranti" era una damisela en apuros más. Por tanto, se le asignó su propia Hada Madrina.

A Tranti le tocó Wonderlinda, posiblemente el Hada más perezosa de toda la plantilla. En vez de hacerle la visita de cortesía y reglamento, se limitó a mandarle un telegrama:

Hola, Princesa Tranti:

Soy Wonderlinda, tu Hada Madrina. Llama al 234-132-204, deja tu deseo en el contestador y te será concedido.

Cuidate.

Tranti de inmediato supuso que aquello era una broma de sus compañeros y no dudó en seguirles el juego.

-Este es el contestador del Hada Wonderlinda. Deje su deseo después de escuchar la señal.

El futbolista puso su mejor vocecita de adolescente de pitiminí y contestó:

-Muy bien, hadita querida. Mandame calzado mágico para jugar al fútbol como Maradona. Gasto un 46. Gracias.

Al día siguiente, el cartero le llevó a Tranti una cursi caja rosa con la frase "Zapatos Mágicos" escrita en negro sobre la tapa. Muerto de curiosidad sobre lo que, suponía, iba a ser la guinda de la bromita, Tranti la abrió y no pudo evitar soltar una sonora carcajada al ver el contenido: un par de zapatos de tacón de color plateado. Iban acompañados de una nota: "Espero que te guste el color. Por cierto, vaya pies que gastas, preciosa. Un saludo. Wonderlinda, tu Hada Madrina".

Ni que decir tiene que Tranti llevó los zapatos al entrenamiento al día siguiente. Adrede, se hizo el rezagado para quedarse solo en el vestuario, se plantó los tacones y saltó al campo tambaleándose de manera peligrosa, pese a que había estado practicando la noche anterior. El recibimiento fue apoteósico.

-¡"Princesa"!, ¿habés decidido dejar de disimular?

-Eso, eso, así jugará más cómoda. No se reprima.

Nadando satisfecho en aquel mar de jolgorio, Tranti decidió rematar la gracia tirando un libre directo. El chut se coló como un misil en la portería del perplejo arquero. "Che, 'Princesa'. Sos mejor con tacones que con botas", alguien comentó.

De inmediato, Tranti se quitó los zapatos, dio el show por terminado pidiendo excusas al entrenador y se fue corriendo al vestuario para calzarse rápidamente sus botas. Volvió a la cancha y se pasó el resto del entrenamiento siendo tan malo como de costumbre. Al terminar, se cambió el primero y se marchó volando.

Al discreto amparo del jardín de su casa, Tranti se pasó toda la tarde comprobando, balón en pie, que algo muy raro pasaba.

Tenía tres opciones:

-Destruir los zapatos mágicos y olvidarse del tema.

-No decirle a nadie que aquellos tacones eran mágicos e intentar que lo dejaran jugar con ellos, lo que se lo antojaba casi imposible.

-Declarar abiertamente que tenía unos zapatos de tacón que lo convertían en un pelotero del calibre de Diego Armando Maradona, con lo que lo más probable es lo que lo facturaran a un hospital psiquiátrico sin tan siquiera tener la oportunidad de demostrarlo.

Finalmente, devolvió el par de sus desvelos a su caja original, y aplazó la toma de una decisión.

Durante los siguiente años, Tranti llevó los zapatos mágicos a cada partido, pero nunca se decidió a sacarlos. No era el momento. Quizás nunca llegaría. Pero llegó.

Fue la tanda de penaltis más larga y agónica que recordaba el dicharachero comentarista. Diez lanzamientos por equipo y nada decidido, cuando tanto estaba por decidir: nada más y nada menos que un título, el primero para aquellos dos modestos.

-Bien, señores, allá va "El Puma" Prieto...coloca la bola...se retrasa...toma carrera...chuta...fueraaaaaaaaaaaa...¡¡¡Falló el arquero el penal!!! Si "La Princesa" Tranti marca, el título se queda en casa...Aunque eso está por ver, amigos. "La Princesa" no patea, tortura a la bola. Yo por si acaso, me agacho...Pero, ¿donde va ese loco?...¡Se marcha del campo! ¡Qué cobarde!...No, esperen. Está en el banquillo...¡Qué hace!...¿Se cambia el calzado!...¿Qué se ha puesto? ¿Qué trae? ¡Unos zapatos de señora y un libro en la mano! ¡Se desequilibró del todo! ¡La presión lo ha hundido, amigos oyentes!

Al boquiabierto árbitro, Tranti se limitó a entregarle un reglamento de la FIFA con un párrafo subrayado.

REGLA 4 – EL EQUIPAMIENTO DE LOS JUGADORES
Seguridad

Los jugadores no utilizarán ningún equipamiento ni llevarán ningún
objeto que sea peligroso para ellos mismos o para los demás jugadores
(incluido cualquier tipo de joyas).
Equipamiento básico
El equipamiento básico obligatorio de un jugador se compone de las
siguientes piezas:
• un jersey o camiseta –si se usa ropa interior, las mangas de esta
ropa deberán tener el color principal de las mangas del jersey o
camiseta
• pantalones cortos – si se usan pantalones cortos interiores, estos
deberán tener el color principal de los pantalones cortos
• medias
• canilleras/espinilleras
• calzado

-Llevo calzado y no es peligroso para nadie, excepto, quizás, para mis tobillos.

Pese a las airadas protestas del perplejo equipo contrario, el colegiado, seguramente en pleno shock agudo, dio el pitido de tirar. No pocos afirman que fue el penalty mejor ejecutado de la historia.

Ajeno al particular pandemónium en que se había convertido aquel estadio -con una mezcla de aficionados celebrando la victoria, protestando a voz en megáfono, mudos de la impresión o, simplemente, muertos de la risa-, "La Princesa" Tranti se internó en el túnel de vestuarios y desapareció del mundo del deporte para no volverse a saber nunca más de él.

Al día siguiente, una reunión de urgencia de la FIFA aprobó una modificación del reglamento que detallaba las características del calzado legal para la práctica del fútbol.

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