Hoy han ejecutado a la silla eléctrica (o casi, ya no es método exclusivo en ningún estado, pero sigue siendo alternativo en varios). De las múltiples historias y leyendas urbanas que circulaban y circulan sobre ella, hay una que es cierta. A no ser que lo cosa estuviera tensa y hubiera que ìr por las bravas, al condenado se le decía, con toda educacion: "Have a seat, please" (Siéntese, por favor). Habrá más de uno y de una que se sorprenda del detalle, que lo considere casi como una burla. O quizás sirva para recordarnos que ni en esas circunstancias uno debe perder la educación y las formas.
Y es que el simple "por favor" y sus hermanitos: "gracias", "de nada", "perdón"...no se asoman tanto a nuestro día a día verbal como deberían. Parece que todo va tan deprisa que no nos queda tiempo para la educación. No creo que sean una simple formalidad de palabras vacías de sentido, son el reconocimiento de que sabemos que la otra persona existe.
Así que, usted, querido cliente habitual de restauración y amigo íntimo de la frase: "a ver, me vas a poner una ración de chopitos", sopese (por favor) la posibilidad de cambiarla por: "Por favor, ¿me pones una ración de chopitos cuando puedas?" Y si ya la remata con una sonrisa, riza el mismísimo rizo de hacernos la vida un poco más agradable, que de eso se trata.
Aunque la imagen parezca de broma, la cosa es muy seria (177 ejecuciones de seria). ¡Ya hace falta ser hortera para pintar una silla eléctrica de amarillo chillón histérico! Fue en Alabama y el cacharrito, afectuosamente conocido como "Yellow Mama", ahora se oxida plácidamente en un almacén de la prisión.
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