Buscar en Mundo Jackson

jueves, 28 de febrero de 2008

Permitan que desaproveche la oportunidad que me brindan.

El ser humano desaprovecha por naturaleza. Por ejemplo, dicen que sólo utilizamos una mínima parte de su nuestra capacidad cerebral. No sé si es cierto, pero lo que sí le puedo asegurar es que hay tres botones en el mando de mi DVD que no tengo ni la más remota idea de para qué sirven.

Pero lo malo no es desaprovechar, sino la rabia que produce la conciencia de haber desaprovechado. La mayor, quizás, la del que pasó su educación haciendo de todo menos educarse. Ahí los tiene, pagando penitencia en estériles cursillos de inglés o nocturnos de cultura general para sacarse el dichoso graduado escolar.

¿O da más rabia aún el pensar que uno desaprovechó su juventud? El no haber viajado a todos los sitios que se debió, que no se besaron todos los labios que se pudo, que uno tiene menos juergas de las reglamentarias en su hoja de servicios vitales.

Sí, el ser humano lleva lo de desaprovechar en la sangre, y lo único que usted puede hacer para remediarlo es aprovechar lo que le queda de día, mes, año y vida. Sin obsesionarse por visitar todas las casillas del juego, pero con el resuelto propósito de no abandonar la partida sin la bellísima sensación de haber jugado.


En el fondo, nada como el fútbol nos hace experimentar la rabia profunda y oscura de la oportunidad marrada.

No hay comentarios: