-¿Sabes por qué supe que ella había dejado de amarme? Porque un día la encontré en la cama soñando con otros besos...
-¡Jo, macho, te lo tengo dicho, que eres un cursi de mucho cuidado! ¡No me extraña que te dejen las tías!
-Bueno, vale, la pillé poniéndome los cuernos, ¿contento?
-Es que a las cosas hay que llamarlas por su nombre.
-¿Y cómo se llama lo tuyo entonces?
-¡Pues unos pedazos de cuernos más grandes que los tuyos! ¡Pero con un tío que estaba mil veces más bueno que yo!
-¿Y eso hace que los cuernos sean menos cuernos?
-No, pero, por lo menos, no te pasas una semana llorando por las esquinas y diciendo: "¿Cómo es posible? ¡Con el pedazo de tripa que tenía el condenado!".
-¡Es que tú no viste el cacho de barriga que tenía el nota! ¡Y peluda, muy peluda, como esos tíos que ves por la playa y parecen un gorila!
-Ya, como el "Raketo", el de la facultad. ¿Te acuerdas de él?
-¡Cómo para no acordarme de ese mamón, de él y de toda su familia!
-¡No me jodas que...!
-Ya ves...
-¡Con el "Raketo! ¿Por qué no me lo habías contado antes?
-¡Pues por esto mismo, porque te estás partiendo el culo en toda mi cara!
-¡Que no, que no!
-¡Menudo mierda de amigo que estás hecho!
-¡Si es que tiene mucha gracia, macho! ¡El "Raketo"! ¿Te acuerdas cuando le pilló copiando la "Rexona"?
-¡Jo, si me acuerdo...! "Sí, estaba mirando el examen del compañero, pero era por contrastar".
-¡Ja, ja, ja....Qué monstruo!
-¡Ja, ja, ja!
(Hay veces que el ser humano está tan destrozado, que no le queda otra que reírse de pena).
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