Otro silbido.
-¡Joder, casi me da!
-¡No exageres, que te ha pasado a tres metros lo menos!
-¡Uno!
-Bueno, me da igual.
-¿Qué pasa por ahí?
-A éste, mi sargento, que casi le dan.
-¡Eh, pero si tu mismo has dicho que me ha pasado a tres metros!
-¡A uno decías tú!
-¡Callarse, coño, y a ver si estamos atentos, que con lo poco que dispara el enemigo, ya tendría gracia que os acertara!
-¡Bah, a mí me dieron el otro día, y ya ve, mí sargento, tan fresco!
-Es que una piedra, y a esa, distancia, pues hace el daño que hace.
-Que es poco.
-¡Qué tiempos cuando todavía nos quedaban balas!
-¿Cuánta hará de eso?
-Lo menos dos o tres años.
-¿Cuánto tiempo llevamos en guerra?
-No sé, ya perdí la cuenta.
-Mi chaval acababa de nacer, y el otro día me hizo abuelo...
-Igual sería cuestión de intentar hablar las cosas y terminar con esto.
-¿Con esos? Imposible el diálogo. Cada vez que lo intentantos, se niegan en rotundo a darnos la razón. Y, ahora, dejaos de tonterías y atentos en vuestro puesto.
-¡A sus órdenes, mi sargento!
Aunque ninguno de los dos contendientes quisiera darse cuenta, aquella guerra civil jamás iría a ninguna parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario