Cualquier curso de español bien dado debería dedicar -en exclusiva- al menos una sesión al término "Gitano" y derivados.
Y no (sólo) por los problemas de pronunciación de esa dichosa ge metida a jota, sino por la cantidad de matices y aristas que tiene.
Prejuicios y tópicos aparte -algunos injustificados, injustificables e injustos, otros acaso no tanto-, es imposible comprender la vida en España sin conocer algo de los gitanos.
¿Sabía usted, por cierto, que la palabra deriva de "Egipciano", pues de allí se dice que llegaron a la Península Ibérica?
Pero no en todas parte fue así. Parece ser que a Francia llegaron de la zona de Bohemia (actual República Checa) por lo que se les conocía como "bohemios", termino que por extensión pasó a denominar a aquel que llevaba una vida apartada de normas y convenciones sociales. La cosa cuajó y así pasó a otros idiomas, incluido el Español.
¡Qué dos palabras tan diferentes, pese a ser sinónimos! Compare: "viví como un bohemio en Londres" con "viví como un gitano en Londres".
En efecto, lo de ser "bohemio" mola, aunque me temo que más para contarlo e impresionar a las veinteañeras impresionables que para vivirlo. En efecto, mi teoría es que uno es bohemio porque el presupuesto no le da para otra cosa.
Y si no que se lo digan a la sarta de artistas de "pasado bohemio" que ahora viajan en primera y alojan en cinco estrellas.
Y encima van y declaran presuntamente nostálgicos: "¡Echo tanto de menos la Bohemia de mi juventud!"
Ya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario