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domingo, 26 de julio de 2009

Simplemente, Gol.

Si se le explicara el objetivo fundamental del fútbol a alguien que jamás hubiera visto un partido, le parecería la actividad más sencilla del mundo.

Piénselo en frío, meter una bola de 70 centímetros de circunferencia por agujero de casi 18 metros cuadrados.

Sí, una actividad tremendamente sencilla, por mucho que se empeñen en complicarla para hacerla bella o aburrida.

Da igual, ninguna táctica consigue que se jueguen 90 minutos al fútbol sin que alguien se choque de bruces con un gol cantado.

Y es entonces donde se marcan la diferencias (y los goles). Aparecen los que no tienen la pericia de darle el toque correcto y veloz a la pelota, y el que sí; a los que siempre les bota mal el balón o se pierden en un recorte innecesario al defensa y el que, simplemente, mete gol.

Recuerde, joven ariete, un delantero centro se labra una exitosa carrera metiendo 500 goles fáciles, no uno difícil.

19-11-08. Inglaterra-Alemania. Darrent Bent. Lo crea o no, el balón fue fuera.

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