Buscar en Mundo Jackson

jueves, 4 de junio de 2009

Desesperados, Desesperanzados y, en Resumen, que lo Quiero para Ayer.

Vivimos en un mundo que olvidó el noble arte de la espera. Un mundo que adora a la velocidad casi como a un dios. Un mundo que lo quiere todo ya, a más tardar. En suma, el imperio del resultado inmediato.

Sí, haga la prueba, analice anuncios. Todos los productos prometen eso: "resultados inmediatos".

Por eso tantos niños se frustran, se enfurruñan y se rinden cuando estudian un sólo día -tan sólo uno- y no aprueban. Por eso tantos adultos jamás aprendieron (ni aprenderán) inglés o se libraron (ni se librarán) de la colonia de grasa que un grupo de jarras de cerveza fundara hace años en su tripa.

Porque las prisas, las malditas, prisas (con Plazos, su mariscal de campo, al frente) nos han hecho sus esclavos. Y no hay Espartaco que lidere una más que necesaria rebelión al grito de "¡Calma, que las cosas llevan su tiempo!"

En suma, que envidio al tipo de proverbio, ese que se permite el lujazo de sentarse a la puerta de su casa (o junto a un río, según versión), a esperar que las cosas pasen y ocurran.

No hay comentarios: