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domingo, 28 de diciembre de 2008

Cuentos de Hadas que Terminan Regular: La Madrina (Hada).

El inspector Colobatti, bien curtido como estaba, no pudo evitar un gesto de asco y partir de un mordisco su perenne palillo entre los dientes.

-Sí, jefe, no es algo bonito.

-Es asqueroso, Burks.

-Esto lleva la firma de la familia de las Hadas.

-Sin duda.

-¿Por qué se han vuelto tan violentas? ¿Por qué no se limitan a convertir ratones en lacayos y calabazas en carrozas?

-Ojalá lo supiera, Burks. Pero ahora la importante es intentar poner fin a esta sanguinaria espiral de violencia. Esta semana ya llevamos tres madrastras y dos hermanastras fiambres, y todavía estamos a jueves.

-Atención, Central para Colobatti.-saltó la radio del patrulla.

-Adelante, Central.

-Ha habido un tiroteo en una carpintería.

-¡Mierda, lo que faltaba! ¿Muertos?

-Dos tipos muy raros. De hecho, parecen un zorro y un gato. Acribillados.

-¡Mira que se los advertimos! En fin, detengan al viejo y al muñeco. Ahora vamos para la comisaria.

-Bueno, jefe, al menos esta vez sabremos seguro si el testigo nos miente o no.

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