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domingo, 8 de junio de 2008

Si quieres ser juez (deportivo), es que has perdido el juicio.

"Te voy a comprar una casa...o llevarás luto por mi", eso dicen que dijo "El Cordobés" senior en casa. Algo parecido debían decir los chavales que se metían a arbitro: "Me voy a vestir de luto, me van a decir que estoy comprado y me va a tener que llevar a casa...la policía. Por cierto, madre, a usted le van a llamar a coro las multitudes eso que ya sabe".

¿Por qué meterse a arbitro? Aunque ya no se vaya de negro riguroso, aunque los jueces de línea sean asistentes, aunque haya un cuarto elemento por si las moscas lesioneras, aunque se lleva auricular modelo Madonna...¿Por qué?

El mismo concepto del arbitraje es perverso en su origen: va a haber un juego, pero yo no quiero participar jugando, me divierte más ser una especie de ser supremo que lo controla todo y decide si el balón superó o no la línea medio borrada de las porterías del patio. ¿No es ésta una conducta claramente patológica?

¿Acaso masoquismo? He cometido un error delante de 80.000 personas que lo han visto y me están lanzando una ensordecedora bronca que mezcla reproches justificados con insultos injustificados, pero yo sigo corriendo, muy estirado y en calzoncillos, con agrio gesto de chulería.

¿Quizás complejo de inferioridad? Venganza atrasada contra todos aquellos niños que me humillaban en los partidos de recreo. "¡Reírse ahora, cobardes, que el gol está anulado y no pasáis a semifinales!" Afán de protagonismo en estado puro.

¿O es que no han superado esa inevitable fase infantil de querer ser un super-héroe justiciero? Y, claro, como no pueden volar o trepar por las paredes, se meten a árbitro.

Sea como sea, yo les agradezco de todo corazón blanco su sacrificio dominical en el altar de los medios y los estadios, porque, no olvidemos, sin árbitros no hay partidos.

Y no les guardemos rencor, que no nos chafan las ilusiones con aviesa vocación, es que son así de malos. Al fin y al cabo, los niños que tiene facultades, se meten a jugadores...

Tarjeta roja, la suerte suprema del arbitraje. ¿Hace realmente falta poner esa cara?

"Música a cuento de"...árbitros. Morricone de nuevo. "El Bueno, el Feo y el Malo". Anillo al dedo.

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