Cuando yo era un niño, era fácil ser aficionado al fútbol. Bastaba con aprenderse los nombres de los futbolistas de tu club, tu selección y un puñado de estrellas escogidas de otros colores; escuchar los resúmenes por la radio, ver los goles por la tele y hacer la colección de cromos. Y ya. No había mundo más allá de tu propio equipo.
Ahora, el futbolero medio se ve bombardeado por todo un aluvión de datos e imágenes: la Liga Española de Primera y Segunda División (y un poco de la Segunda B), la Premier Inglesa, el Calccio italiano, la Bundesliga alemana, la Champios League, La Copa de la UEFA...por no hablar de los torneos de selecciones nacionales.
Además, en el mundo del balón hay tanta gente y tan poco originalidad, que la cosa se termina de liar por la abundancia de nombres coincidentes. "¡¡¡Gol de Nacho!!!", canta el locutor con la histeria propia del nacimiento de un primogénito. ¿Cuál de ellos? ¡Debe haber como trescientos en la Liga!
Así que yo, confieso, me pierdo ante tal volumen de información. Mi cerebro no es capaz de procesar y admiro a los que asimilan todos los días dos periódicos, cuatro espacios radiofónicos y seis televisivos. Te dicen de memoria y carrerilla quién está lesionado, para cuánto tiene o la posición del Manchester City en la clasificación. Y te rematan sentenciando, plenos de autoridad: "El Madrid debería fichar a Nacho antes de que se lo quite el Liverpool".
Insistentes rumores de que Darth Vader, ex de Racing de Alderaan y actual entrenador del F.C. Endor (en la imagen, en los prolegómenos de un partido de la Liga Imperial), podría ocupar el banquillo de un destacado equipo de Primera Española la próxima temporada. El propio Vader, ni confirma ni desmiente. Se limita a respirar raro.
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