Melquizar, el Cuarto Rey Mago. Se puso cabezón con lo de no seguir a la Estrella y sí a un mapa-plano-croquis que le había hecho su cuñado en la servilleta de un bar. Una pena, porque llevaba petróleo al portal de Belén. Y es que de orientación, bien poco, pero a olfato comercial no le ganaba nadie.
Guzmán "el Mejor", caudillo (con perdón) cristiano, que no sólo entregó a los pérfidos sitiadores árabes un puñal para matar a su hijo, sino que les advirtió de que le remataran a conciencia, porque el niño era muy embustero y muy teatrero y se hacía el muerto divinamente. (Ahora que lo pienso, ¿por qué retruécanos llaman "el Bueno" a un tío que hizo que mataran a su hijo?)
Tomás de Bercinuño y Sotal, escritor en potencia nacido en Ruesca de Infanzones en 1589 y fallecido en Toledo en 1643. Nadie en todo el Siglo de Oro español puede igualar su capacidad en lo referente a destreza narrativa, agudo ingenio y fina sensibilidad. Habría podido dar a la literatura universal inmortales obras como "Las dos verdades del Abad Gabriel", "La Zamorana Inquieta" o el poemario "Sigilos del viento". El problema es que nunca se puso a ello.

Guzmán, "el Òptimo". Este bajó a liquidar al nene personalmente.
2 comentarios:
es muy buena esta entrada por cierto es interesante el dato sobre guzman el bueno (¿por que le llaman el bueno?, seguro que su hijo no lo veria asi)
Cierto. :-D
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