-Entonces, ¿es esto lo que temían que descubriera? ¿Es esto por lo que voy a morir?
-Me parece que sí.
-Pero, ¿qué carajo importa que Magnolia Glenn viviera con alguien cuando la detuvieron?
-Mucho, o muchísimo, cuando tanta gente, empezando por ella misma, puso máximo interés en que no se supiera.
-¡Joder, pues salimos, buscamos una cabina, llamamos a quien haya que que llamar y le decimos que nunca se lo vamos a contar a nadie!
-Hija mía, deberías haber dedicado menos tiempo a recibir una educación y más a aprender. ¿Pero tú con quién te crees que estás tratando?
-Entonces, ¿qué hacemos?
-La buena noticia es que ahora tenemos un as en la manga. Es momento de jugarlo.
-¿Cómo?
-Haciendo todo lo contrario de lo que tú sugieres: contarle que Magnolia Glenn quizás no vivía sola a la mayor cantidad posible de gente.
-¿Y eso hará que no nos maten?
-Puede que sí, o puede que no. Pero, al menos, no perderemos la vida en balde.
-¿Y cómo lo hacemos? ¿Salimos a una cabina y nos ponemos a llamar a periódicos para contarles la historia?
-¡Y que no aprende! Ya los tendrán controlados a todos.
-¿Y que sugieres que hagamos?
-Lo ideal sería encontrar a alguien que te conozca, pero que no ellos no saben que te conoce. Alguien fuera de tu familia, círculo de amigos presentes y pasados, estudios, trabajo, barrio... Y, para colmo, tienes que saber dónde vive, para irla a visitar.
-Ya está. Lo tengo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario