Valor sin Valor (11).

-Y ahora, ¿qué hacemos?

-Me temo que huir hasta que nos terminen pillando.

-Joder...

-Puedes volver a casa, te estarán esperando; puedes ir a la redacción del periódico, te estarán esperando; puedes ir a casa de cualquier familiar o amigo, te estarán esperando...

-Ya lo capto, ¿vale? Pero, ¿tanto gente tienen?

-Cuando el caso lo merece, se hace un esfuerzo. Y parece que este es de máxima prioridad.

-¡Y ni siquiera sabemos por qué!

-Es lo que hay querida.

-¿Y no se olvidarán de mí...de nosotros, después de un tiempo?

-Lo dudo y, en cualquier caso, hará falta que pase una temporada bien larga.

-¿Y marcharnos fuera del país?

-Quizás ahí esté la solución, aunque no podrá ser por ningún puesto controlado por la policía, claro esta.

-La frontera sur no está tan lejos, y la mayoría es selva.

-Ese es territorio de los guardas de parques naturales, y no podríamos ganarles la partida en su territorio.

-¿Se le ocurre otra idea mejor para fugarnos?

-No sin pensar...Necesito tiempo para aclarar la cabeza y trazar un plan de escape en condiciones. Nos quedaremos aquí unos días.

-¿Cómo?

-Este localucho lo usaba yo cuando estaba en activo. Era una cárcel ilegal para aquellos tipos a los que no podíamos mantener retenidos ni con un sistema judicial tan comprensivo con la violaciones de derechos humanos como aquel.

-¡Pero entonces la policía sabe que esto existe!

-No, tranquila. Esto era tan apestoso que solo otros dos tipos y yo sabíamos de su existencia, y ellos han muerto ya.

-Pero tendremos que alimentarnos, hacer nuestras necesidades...

-¿No te he dicho que esto era una celda clandestina? Está todo previsto.