No lo podía negar, el asunto del mote le había minado gran parte de
la confianza que tenía, que tampoco era mucha. Hasta ese día, había
pensado que los chicos se reían con él cuando hacía algún
inocente broma, pero ahora pensaba que no, que se reían de él.
Aquellos individuos no le tenían cariño, ni tan siquiera respeto,
aquellos malparidos le odiaban o, lo que es muchísimo peor, le
despreciaban y se burlaban de él. Tenía que quitarse esos
pensamientos de la cabeza. Después de todo, él era un profesional y
como tal debía comportarse. Sigue con tu clase, y punto.
-A ver, sacamos los workbooks, please.
-¿El de colores o el otro? -interrogó, según su costumbre, Galeno.
-¡El otro, todos los días me preguntas lo mismo y lo mismo te
contesto: el de colores es el course book, y el workbook es el de
blanco y negro!
Galeno miró a sus compañeros de Comando y se rió. En efecto, todos
los días te hace la misma, y todos los días sale bien, tonto.
-Bueno, a ver. Álvaro Pizarro, page 12, start exercise one, please.
-No lo tengo.
-¿Perdón?
-Que no lo tengo.
-¿No lo has hecho?
-No lo tengo, el workbook. Me ha desaparecido de la cajonera.
-¿Lo has buscado bien?
-Sí, aquí y en casa, y no lo tengo. Me lo han robado.
-¡No seas malpensado, Álvaro!
-Me lo han robado. No es la primera vez que ocurre.
-A ver, ¿alguien ha cogido el workbook de Álvaro por error?
-Silencio sepulcral-. Mirad en vuestra cajoneras, por si estuviera
ahí.
-Es inútil, profe. Me lo han robado. Me pasa con frecuencia.
-Pero, ¿está marcado?
-Sí, forrado y marcado con un pegatina.
-Bueno, lo buscaremos, vas a ver cómo aparece. Pero, de todos modos,
vuelve a buscar en casa por si las moscas, y mañana me dices. ¿vale?
-Será inútil, me lo han mangado fijo.
Eva Colmo negó resignada con la cabeza. Ya le había vuelto a quitar
algo al pobre Módulo. Estos del Comando no iban a cambiar jamás. Y,
por descontado, no iban a consentir que nada ni nadie los cambiara.
-Oye, eres la tutora del A, ¿no?
-Sí, sabes que sí.
La Calculadora, temida profesora de matemáticas (ya quedó claro que
los muchachos de aquel cole solían ser de todo menos originales),
no iba a ganar ningún concurso de simpatía, y menos con los
novatos.
-Mira, es que le ha desaparecido un libro a uno de tus chicos.
-¿Y qué quieres que haga? Los tutores estamos para cosas más
serías que la simple pérdida de un libro. ¡Eso tendrás que
solucionarlo tú, que ya eres mayorcito, y va en el sueldo!
Definitivamente, el Big Ben no le caía bien a la Calculadora. En
realidad, nadie le caía bien a la Calculadora -empezando por ella
misma-, pero el Big Ben le caía especialmente mal.
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