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sábado, 2 de abril de 2016

Algo huele a podrido en (el estado de) mi cole (8).

3.A workbook goes missing.

Había pasado la primera semana y el Big Ben fue, al menos, sobreviviendo en términos docentes. Desde luego que aquello que no era como él se lo había imaginado. Pero, de nuevo, estaba acostumbrado a que sus sueños se cumplieran de un modo bien diferente a como él había creído que serían. En resumen, que, en términos generales, estaba casi satisfecho. Además, seguro que con la experiencia de los años, las cosas mejorarían (esta convicción es un error muy común en los inexpertos).

Y entonces paso lo del mote. Ya le habían advertido, por lo que no podía decir que le había pillado por sorpresa, pero, pese a que había intentado prepararse mental y emocionalmente para el trance, había llevado todo aquello peor de lo esperado. Seguramente, porque en el fondo había pensado que él se iba a librar, que sería un tío tan majo que los alumnos se apiadarían de él y no verían la necesidad de motejarlo cruelmente. Obviamente, no se había enterado de la cosa por los propios alumnos. Había sido, como en las películas de guerra, el cura el encargado de ser portador de tan nefasta noticia.

-Por cierto, ¿sabes que los alumnos te han puesto un apodo? -dijo el Profeta con una sonrisa, intentando quitarle todo el hierro posible al asunto.
-¿Un apodo? -dijo el Big Ben, sorprendido, o, para ser más precisos, conmocionado.
-Sí, es normal. No eres profesor si no tienes uno, es una especie de bautizo del maestro.
-Y, ¿cómo te has enterado?
-Esas cosas se acaban sabiendo.
-Ya.
-¿Quieres que te diga cómo te llaman?
-Claro.
Claro que no quería saberlo pero, ¿qué escapatoria cabía?
-El Big Ben, ya sabes, por lo del reloj del primer día...
-Sí, sí, claro...
¡Maldito reloj mil veces maldito!
-¡Pero quita esa cara, hijo! Yo cuando me enteré de lo del Profeta también me quedé un poco chafado, pero luego te acostumbras y hasta te hace gracia.
-O, a lo mejor, se pasa la novedad y dejan de llamarme así.
¡Tan improbable!
-Tranquilo, chico. Con el tiempo dejará de importarte.
Sí, pero, ¿cuánto tiempo era el tiempo?

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