-¿Qué pinta tiene?
-No es mala, y la genética es bastante decente, pero en esto, ya sabe, hasta que no salen a la pista...
El espionaje industrial también es aplicable al mundo de las carreras de caballos, especialmente cuando los propietarios son dos niños ricos, caprichosos y picados.
-¿Crees que podrá con "Triple K"?
Era la pregunta que Pierre Gouchat esperaba, y para la que -simplemente- no tenía una respuesta. Ni él ni nadie, no existe tal sabiduría en las pistas de carreras.
-Ni idea. De sobra sabes que lo único seguro en este negocio es que no hay nada seguro, máxime cuando se trata de caballos que nunca han salido a la pista.
-No te pido certezas, sólo tu pronóstico personal.
-En teoría, la cosa está muy pareja...Yo diría que 55 a 45 en favor de "Triple K".
-Ya, bueno, habrá que esperar unos mesecitos, hasta que se midan en su primera carrera.
Sonó el teléfono móvil del astro del balón.
-¡Vale, vale, ya voy,...!
Del club, que llegaba tarde a entrenar, para variar. Ya lo estaba comentando la sabionda prensa especializada y los aficionados (también muy especializados y sabiondos ellos): de un tiempo a esta parte, "Doble K" parecía mucho más pendiente de los hipódromos que de los estadios, y su rendimiento cada vez era menor.
Y, para colmo, estaba a punto de cumplir los 32. En otros palabras, que empezaba a estar harto de dar patadas a un balón. Y sospechaba que no era el único.
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