"Pinturita", contigo se va una de las grandes glorias de este club y del fútbol mundial, hoy sin duda se cierra un capítulo capital y dorado de la historia del balompié y el deporte universal, donde tu nombre ya está grabado para la eternidad con letras de oro.
Palabras más cursis que bonitas salidas de los labios del presidente del club (y de la pluma del equipo de comunicación).
Daba igual, "La Pinturita" apenas se había enterado. "Doble K" también había anunciado que lo dejaba unos meses atrás, a él le había montado un circo similar y él tampoco había estado muy atento durante los discursos (ni tan siquiera el suyo).
-¿Cómo está "Estocada"? -fue lo primero que preguntó -por vía telefónica- al terminar el acto.
"Estocada" prometía. De hecho, era sin duda su mejor ejemplar de dos años. ¿Cuántos tenía en total? Se paró a pensar. Cinco criando (incluyendo a "La Pinturita") y quince listos para la pista....Dieciséis, si contaba al recién nacido "Otomano", aunque todavía no sabían si se iba a quedar con él o lo pondría en el mercado. Demasiado pronto para decidir. Tenía un buen lío montado con su cuadra. No es que le diera dinero (de hecho, arrojaba ligeras pérdidas anuales, pero su poderosísimo bolsillo se podía permitir esos lujos), pero. en contrapartida. le daba la vida.
"Doble K", en cambio, hasta sacaba un pequeño beneficio de todo aquello -muy pequeño para las cantidades a las que estaba acostumbrado-. Igual es que él tenía más olfato para los negocios que su enemigo intimo. El caso era que su cuadra tenía seis sementales de primera línea y a medio centenar de caballos y yeguas corriendo por todo el mundo.
Los caballos de "La Pinturita" y "Doble K" se seguían midiendo con cierta frecuencia, pero eso cada vez les preocupaba menos a sus dueños. Después de tanto tiempo en los hipódromos, nuevas rivalidades se habían forjado, y la suya particular la había ido diluyendo.
De hecho, no era raro verles compartiendo mesa, mantel y una charla tan apasionada con amigable en los zonas reservadas de los hipódromos.
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