-¿Qué haces?
La niña estaba inusitadamente entusiasmada.
-Un bizcocho.
-¿Un bizcocho? ¿Desde cuándo cocinas tú?
-Es para el cole. Mañana es el festival de los bizcochos.
-¿Quieres que te eche un mano?
-Ya me ha dicho mamá cómo se hace. Además, que la he ayudado muchas veces.
-Bueno, pero lo del horno lo tengo que hacer yo.
-Sí, para eso sí, pero sólo para eso.
-¿Y quién ha organizado esto de los bizcochos?
-La seño.
-¿Elvira?
Al papá le daba un vuelco el corazón al pronunciar su nombre.
-Sí, ¡es la bomba!
El papá no podía estar más de acuerdo.
-¿Cuánto le queda a la seño Laura para volver?
-Dos semanas...¡Pero yo no quiero que vuelva, yo quiero que se quede la seño Elvira!
-¡Pero si decías que la seño Laura era insuperable!
-¡Eso fue antes de conocer a Elvira!
-¡Bueno, bueno!
-¡Elvira es increíble, es mejor que mamá!
Nunca lo había hecho, nunca pensó que sería capaz de hacerlo y no se podía arrepentir más de haberlo hecho...El caso es que, por primera vez en su vida, el papá le recetó un tortazo a la niña.
Severísimo castigo por restregarle a su padre por toda la cara una realidad tan dolorosísima como innegable. Por mucho que él no quisiera admitirlo ante el cochino espejo, la seño Elvira era "mejor que mamá".
-¡Ni se te ocurra volver a decir eso, tú mamá es la mejor!, ¿entendido?
No hay comentarios:
Publicar un comentario