-¿Lo echas de menos?
-¿El qué?
-Ser joven.
-No mucho...En realidad, nada...¡Qué coño, que ha sido todo un alivio librarme de la presión de "tener que ser joven"!
-¿En serio?
-Es que yo nunca fui realmente joven, ¿para qué nos vamos a engañar?
-Pues yo no me hago a la idea de que esto se acaba...Dicen que uno es joven mientras se siente joven.
-Uno es joven hasta que una chica de veinte años te trata de usted, no te engañes.
-¿Tú crees? ¡Pues a mí en la discoteca se siguen tratando de tú!
-Porque están borrachas y, sobre todo, porque tú has pagado las copas que lo han permitido. Prueba a cruzarte con ellas en un ascensor un lunes a primera hora.
-¡Tonterías!
-Ya no somos jóvenes, y eso no hay tinte que lo cambie. De hecho, se te nota un montón ese color de pelo tan raro, y es ridículo, casi tanto como esa ropa que te compras.
-¡Pues la señorita de la tienda me aseguró que me queda muy bien!
-¿Y qué quieres que te diga?
-¡Pues yo me sigo sintiendo joven!
-Bueno, pues rezaremos para que algún día te cures.
-¡Vete a la mierda!
-Yo me voy donde tú quieras, pero, desde luego, no contigo. No mientras sigas cantando a voz en grito mientras conduces.
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