Buscar en Mundo Jackson

martes, 1 de julio de 2014

Corrupción, Sí, pero con Orden.

-A mí me da igual lo que haya pasado con el otro; a mí, o me paga usted o les denuncio a todos.

-Recuerde que también se denuncia a usted mismo.

-Yo tengo ya 34 años y en unas horas me vuelvo a mi país, ¡que me echen un galgo!

-Tiene razón, anda págale. Al fin y al cabo, cumplió con lo pactado.

El señor de las gafas de sol y el bigote le entregó el maletín al tío del chándal.

-Pues nada, señores, muchas gracias, un placer hacer negocios con ustedes.

Los dos señores con gafas de sol y bigote vieron como se alejaba el tío del chándal.

-¡Cien mil del ala que se lleva el nota!

-¡Jóder, si es que haces las cosas sin preguntar!

-¿Yo que sabía?

-Pues eso, que otra vez preguntes.

-¡Si es que nos falta coordinación!

No pasar de rondo habría sido un desastre, una catástrofe natural. Pero la cosa no estaba nada clara. Por eso, el señor de las gafas y el bigote había tenido la iniciativa de contactar con el tío del chándal -a la sazón, veterano defensa central del equipo contrario- para que, a cambio de la sabrosa gratificación económica, se metiera un oportuno gol en propia puerta. Lo malo era que los dinámicos muchachos de la Federación ya había acordado con el portero enemigo que él también echaría una mano (o, menor dicho, que la levantaría), a cambio del maletín reglamentario.

Total, que el resultado final del partido fue de 2-0. Habían pagado dos veces por el mismo producto.

¡Si es que los nervios son malos consejeros hasta para corromper y corromperse!

No hay comentarios: