Grilletes de Pulsera.

-Papá, ¿es cierto que hubo un día en que fuimos esclavos?

El señor Johnson interrumpió la lectura del periódico y giro los ojos y la sonrisa hacía su pequeño -aunque cada vez menos- primogénito.

-¿Quién te ha dicho eso?

-Molly James.

Ya. La pequeña Molly, para variar. Si alguien dudaba de que la primera mujer en presidir el país sería afroamericana, era que no conocía a Molly James.

-¿Y qué te ha dicho exactamente?

-¡Pues que sus antepasados y los nuestros, y los de muchísima gente con nuestro color de piel. llegaron como prisioneros a este país desde África y tuvieron que trabajar como esclavos, sin que les pagaran por ello!

-En efecto, hijo, es cierto, pero de eso hace mucho tiempo. ¡Por fortuna ya no tenemos cadenas en las muñecas que nos aprisionen!

El pequeño Johnson se quedó pensativo durante unos instantes, con la mirada puesta en la muñeca izquierda de su padre. Allí, brillaba un reloj de pulsera.

-Papá, ¿por qué nunca te quitas el reloj?

-¡Pues porque me hace mucha falta saber qué hora es! Si no, llegaría tarde al trabajo, a buscarte a ti al colegio o me perdería el principio del partido de fútbol.

-Entonces, papá, no tengo tan claro que seamos tan libres como tú dices, y que ya no tengamos nuestras muñeca encadenadas.

-¿Eso también te lo ha dicho Molly James?

-No, se me acaba de ocurrir a mí solito.

Estaba claro, la futura presidenta Molly James ya tenía vicepresidente.