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domingo, 1 de septiembre de 2013

Sabueso Polar.

El potente disparo del chicarrón del Norte se estrelló con gran estrépito contra una chapa metálica anunciando un negocio de muebles situada detrás de la portería.

-¡Bueno el chaval, ¿eh?!

Carmelo Carbón intentó asentir -por aquello de ser educado- pero sus músculos del cuello -líderados por su pareja de esternocleidomastoideos- se negaron. Se habían declarado en huelga de congelación.

-No está mal - pronunciaron debilmente los labios y la lengua, en un auténtico acto de heroismo.

-Entonces, ¿se lo lleva usted para la capital?

-Yo voy a hacer un informe, y luego ya se verá.

¿Cómo había llegado Carmelo Carbón, celebre periodista deportivo especializado, a terminar en hipodérmico estado de semi-congelación presenciando un partido de cadetes a las 9 de la mañana un domingo de enero al Norte del Norte del país?

La culpa era del mamón de José Manuel "Pepemanu" Díaz, su gran rival en la guerra de egos entre los divos del periodismo deportivo. Resulta que el canalla de "Pepemanu" había tenido la suerte de toparse durante sus vacaciones -y por pura casualidad- con un portento futbolístico infantil en un descampado levantino. "Pepemanu" Díaz alertó a las personas adecuadas y el crío -Vicente Postiguet- era ahora una primera figura de la Liga y estrella de la Selección Nacional.

"Yo descubrí a Postiguet, algo de esto sabré", era el latiguillo con el que "Pepemanu" azotaba permanentemente a Carmelo Carbón siempre que cruzaban espadas dialécticas.

Así que al pobre Carmelo no le quedaba otra, pateaba incansable los campos de las promesas del balompié patrio en busca de su propia estrella neonata con la que poder contrarrestar al mamón de "Pepemanu".

¡Qué duro es esto de ser competitivo en el descarnado mundo del periodismo deportivo!

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